Existe un paso fundamental para empezar el camino hacia la independencia financiera que muchas veces es obviado y que podría ser la diferencia entre tener éxito o fracasar. Este pequeño paso no nos exige más que unos cuantos minutos de nuestro tiempo y algo de tranquilidad para poder meditar.
Cuando digo meditar no hablo de nada místico ni mucho menos, sino simplemente meditar acerca de nuestros sueños. Perfecto, tenemos claro que nuestras finanzas necesitan algunos ajustes y estamos dispuestos a ordenarnos. Pero inmediatamente surgirá una pregunta clave: ¿para qué querría hacer eso? ¿Para qué voy a sacrificar satisfacer un gusto actual para acumular dinero sin un propósito?
¿Queremos jubilarnos a los 40 años? ¿Queremos pagar la educación de nuestros hijos en efectivo? ¿Aspiramos a comprar un departamento para alquilar y generar un flujo adicional de ingresos? ¿Consideramos importante cambiar de carro cada cinco años y viajar una vez al año con toda la familia? ¿Queremos tener un determinado monto para invertir en un negocio? Todos queremos algo. Sin embargo, no todos queremos tomarnos el tiempo de pensar qué es eso que queremos y ese puede ser un error demasiado costoso.
No puedo expresar en simples palabras lo vital de este ejercicio. La respuesta a esta pregunta y nuestra claridad con relación a la misma será el motor que nos empuje a seguir encaminados en esta nueva vida financiera. Sin claridad, por otro lado, las desviaciones tendrán sentido y nos tomará más tiempo y esfuerzo acumular riqueza.
Ahora, al momento de hacer el ejercicio (que simplemente consiste en meditar sobre qué queremos para nuestro futuro y el de nuestros seres queridos) resulta importantísimo poner nuestros objetivos por escrito. Y ya que estamos haciendo eso, aprovechemos para desagregarlos entre los objetivos de corto, mediano y largo plazo. De esta manera se hace aun más fácil enfocarnos y trabajar con el objetivo en mente.
Digamos, solamente para graficarlo con un ejemplo, que una persona llamada Pedro tiene tres objetivos: quiere comprarse este año una laptop nueva, dentro de cinco años quiere cambiar su carro usado por uno nuevo y, cuando se jubile, quiere tener $250,000 ahorrados para hacer realidad su sueño de tener un velero. Digamos también que esta persona tiene un excedente mensual de $150 de su sueldo.
Teniendo estos tres objetivos claros van a darse algunas cosas interesantes. Primero, Pedro va a asegurarse que esos $150 queden intactos a fin de mes. Es más, seguramente hará esfuerzos adicionales para que no sean $150, sino $200, porque sabe que eso lo acerca más rápido a la materialización de sus tres sueños. Por otro lado, sabrá cuánto le falta para llegar a su objetivo y cuando se compre esa laptop sin endeudarse habrá comprobado que sí es posible comprar ese tipo de cosas pagando en efectivo, cosa que lo incentivará aún más a seguir ahorrando para hacer realidad sus otros sueños.
Un elemento clave para el éxito de esta estrategia es tener claridad con cuánto vamos ahorrando. Son dos las opciones más recomendables y dependerá, una vez más, de qué se ajusta mejor a la persona. Por un lado, hay asesores que sugieren seguir un modelo de cuentas específicas. Es más, sugieren que las cuentas tengan un nombre motivador. Entonces, para seguir con el ejemplo, Pedro distribuye sus $150 en tres: $100 van a una cuenta llamada “laptop”, $30 a una llamada “carro” y $20 a una llamada “velero”. Esto ayuda a motivarnos y nos permite seguir visualizando el objetivo.
Otros sugieren que se debe usar una sola cuenta por el impacto psicológico que tiene acumular montos mayores y ver números más grandes. Luego, quedará en nuestras manos usar ese dinero de manera apropiada para hacer realidad nuestros objetivos.
Un último punto importante es que debemos de esforzarnos por seguir soñando e ir actualizando nuestros objetivos a medida que empecemos a alcanzar los primeros o que vayamos cambiando de intereses. A medida que crecemos, nuestros gustos, necesidades y deseos cambian. De la misma manera, los objetivos por los cuales hacemos todo este esfuerzo y sacrificio deben ir evolucionando, cosa que nos mantendrá inspirados y motivados.
Soñar no nos cuesta nada. Pero si no tenemos claro con qué soñamos y a dónde queremos ir en nuestras vidas, las finanzas no nos acompañarán y todo quedará en “algo que alguna vez quise, pero nunca tuve”. Tenemos que aterrizar nuestros sueños en objetivos reales y con ello dibujaremos la hoja de ruta que le permitirá a nuestras finanzas convertir ese sueño en realidad.
Mi nombre es Paola Alvarado, y agradesco muchisimo el artículo publicado ya que actualmente ahorro una cantidad módica por lo que mi sueldo no es grande. Mi sueño es comprarme un auto, si es posible para inicios del próximo año y segundo porfin cambiar de celular!!! Al sugerirme el artículo que puedo distribuir esos ahorros en diferentes “cuentas” puedo ver que mis ahorros si ayudan a cada objetivo.
Muchas Gracias, y empezaré a clasificar mis cuentas para lograr sobre todo el objetivo del auto.
Paola, muchas gracias por compartir esto con nosotros. Te felicito por haber empezado y desarrollado un hábito de ahorro. No importa cuánto ahorremos mensualmente, lo que importa es desarrollar la disciplina. Al final verás cómo esa acumulación empieza a rendir frutos. Te sugiero que leas el último post sobre Fondos Mutuos para que evalúes si podrías hacer algún ajuste que te permita mejores resultados para tus ahorros.
Saludos y mucha suerte!
Eduardo