¿Alguna vez te has preguntado si necesitas un seguro de vida? ¿Tienes uno y dudas que sea el producto apropiado para ti? ¿Te lo han ofrecido y no lo tomaste porque te parece un “desperdicio de tu dinero”? Tomar un seguro de vida no es solamente una decisión difícil, sino que presenta tantas interrogantes que muchas personas se sienten sobrecogidas por ellas y deciden no tomar la decisión de compra, prolongando su exposición al riesgo. Afortunadamente, existe mucha información disponible hoy al respecto y un gran número de asesores y agentes que se dedican a brindar asesoría especializada al respecto.
La tenencia de seguros es pieza central de cualquier plan financiero y todos deberíamos de estar protegidos ante aquellos eventos que podrían poner en riesgo nuestra salud financiera. Y aunque la decisión de contratar algunos seguros es a veces “automática” (como por ejemplo un seguro vehicular), la elección de un seguro de vida apropiado podría tener un impacto financiero bastante más relevante.
Es importante recordar la naturaleza del seguro de vida. Este tipo de producto está diseñado para proporcionar estabilidad financiera a una persona o familia que ha perdido a quien cumplía el papel de proveedor. Es un producto que pagará el monto contratado en caso de fallecimiento de la persona que lo contrató (ojo que dependiendo del tipo de seguro, éste puede incluir muchas otras coberturas, pero eso será materia de otro post) y que apunta a sostener el estilo o nivel de vida de quienes dependían económicamente del asegurado. Se entiende que sufrir la pérdida de una persona ya es suficientemente traumático como para tener que lidiar con complicaciones económicas surgidas a partir de dicho evento. El seguro de vida permite que los dependientes eviten estas molestias adicionales y puedan sostener su estilo de vida por un período determinado, idealmente hasta que la familia vuelva a la normalidad.
La necesidad de contar con un seguro de vida depende de una serie de factores. Por ejemplo, debemos evaluar si es que existe alguna persona que se podría ver afectada económicamente como consecuencia de nuestro fallecimiento. Podemos hacernos algunas preguntas para saberlo. ¿Tengo esposa/esposo e hijos que dependan de mí? ¿Quién o quiénes se verían afectados si dejo de proporcionar mi ingreso? ¿Pago algunos gastos en casa de mis padres? ¿Soy responsable de costear los estudios de mis hermanos? ¿Contribuyo al pago de las medicinas de un familiar enfermo? En definitiva, si llegamos a la conclusión de que habrá alguien perjudicado como consecuencia de la falta de nuestro aporte económico, tenemos la primera señal sobre la necesidad de contratar un seguro de vida.
Es también importante saber si es que podemos costear el seguro de vida y si es que el producto es apropiado para nosotros. ¿Las primas son apropiadas para mi edad y estado actual? ¿La cobertura será suficiente para que mis dependientes mantengan el estilo de vida actual? ¿Estoy cubriéndome ante los riesgos a los que estoy expuesto? ¿Entiendo el producto? En fin, el seguro elegido debe de satisfacer nuestras necesidades y debe de ser apropiado para nosotros pues, de lo contrario, puede terminar jugando en nuestra contra.
Es verdad, tomar un seguro de vida puede causar que nos pongamos “nerviosos”. Muchos podemos incluso buscar la manera de evitar la compra de un producto de esta naturaleza porque nos hace pensar en situaciones que definitivamente no queremos pensar. Sin embargo, tomar este camino no nos va a perjudicar a nosotros, sino a nuestra familia y seres queridos, quienes podrían quedar desamparados, económicamente comprometidos y sufrir mucho más de lo necesario ante nuestra ausencia. No dejes que esto suceda… la solución está en tus manos.
Quiero agradecer la colaboración de Eloy López Jaimes en este post. Eloy es especialista en seguros, en asesoramiento financiero y en difusión de cultura financiera. ¡Muchas gracias!
Yo no era la proveedora de mi familia pero a veces era bastante precavida, así que cuando cumplí 26 años compré mi seguro de vida para proteger a mis hijos, principalmente, pues en ese momento eran pequeños. Fue una buena decisión que me dio mucha tranquilidad. Ahora ellos son adultos y por suerte para mí, todavía no han tenido que utilizar el bendito seguro. Gracias por este post, está super interesante, como siempre.
Un seguro de vida es eso, un seguro, asegurar el futuro de nuestros seres queridos en caso de que se presente una eventualidad no esperada. Puede que no se vea el retorno de dicha inversión al principio pues es algo que solo recibirás en caso de que se presente la situación, pero es mejor estar preparado y más todavía cuando se trata de nuestra familia.
Hola Jhon, completamente de acuerdo contigo – es mejor estar preparado! Saludos!