Todos tenemos debilidades. Es parte de nuestra naturaleza humana y cada quien tiene su propia manera de lidiar con ellas. Para algunos el tema es simplemente incontrolable; para otros, hay todo un ejercicio de “fuerza de voluntad” para evitar caer muy seguido. La diferencia entre unos y otros se podría resumir en la frecuencia con la que decimos SI a eso a lo que quizá deberíamos decir que NO de vez en cuando.
Las debilidades se presentan en muchas formas: viajes, comidas en la calle, ropa de marca, corbatas, carteras, el último juguete tecnológico, relojes y una interminable lista de etcéteras. Los ejemplos son tan únicos como cada uno de nosotros. Sin embargo, existe un denominador común para todos: las debilidades no son gratuitas.
Por ese motivo, este tema es muy relevante cuando hablamos de finanzas personales. Y es que, muy probablemente, incurrimos en algún tipo de gasto cuando caemos. Por ejemplo, mi debilidad es salir a comer a la calle. Me gusta mucho probar distintos restaurantes (o volver a visitar mis favoritos) y disfrutar de un rato simpático comiendo algo rico fuera de casa. Suele ser una experiencia bastante grata (al menos hasta que llega la cuenta) y, por eso, puedo verme tentado a hacerlo más veces de lo necesario.
Mi debilidad es costosa. Salir a comer puede costar varias veces más que comer en casa porque no sólo pagamos por la comida, sino que estamos pagando por la atención que recibimos y por la experiencia. Se trata, entonces, de una debilidad con el potencial de ocasionar serias desviaciones de mi plan financiero. Sin embargo, ese no es el caso.
Al identificar mi debilidad, he podido tomar una serie de decisiones que me permiten vivir con ella sin sufrir las consecuencias financieras. Esto es algo que todos podemos lograr de manera sencilla. En primer lugar, tenemos que hacer un breve ejercicio de observación. Una serie de preguntas nos pueden ayudar a hacerlo:
- ¿Gasto frecuentemente en algo que no es parte de mi plan financiero?
- ¿Aunque en el papel tengo capacidad de ahorro, llega el fin de mes y no me queda ese supuesto “saldo”?
- ¿Cuánto estoy gastando mensualmente en esto?
Una vez identificado el panorama, podemos empezar a planear. Podemos determinar un presupuesto mensual para ese gasto que nos está trayendo problemas. La idea no es desaparecerlo… eso podría ser difícil, imposible o, cuando menos, contraproducente. Pero si sabemos cuánto venimos gastando, podemos disponer de un monto para ello y controlar de alguna manera el gasto. La idea no es generar ansiedad o molestias deshaciéndonos del todo de algo que nos gusta, como salir a comer a la calle, sino controlarlo e incorporarlo a nuestro planeamiento financiero.
Tener una debilidad no es algo malo. Lo malo es no saber que la tenemos ni estar al tanto del impacto financiero que ella tiene. Podemos estar gastando más de lo que consideramos aceptable sin saberlo y podemos estar arriesgando nuestro futuro financiero porque no supimos evaluar la situación y poner nuestras prioridades en orden.
Como siempre, cuando hablamos de finanzas personales, la clave está en reconocer la situación actual, identificar la situación ideal y caminar hacia ella. Tómate un tiempo, evalúa en qué gastos no contemplados estás incurriendo, su impacto en tus finanzas y toma las decisiones más apropiadas para tu futuro financiero. A fin de cuentas, tus “debilidades” de hoy juegan en contra de la solidez de tus finanzas futuras.
¿Y tú? ¿Cuál es tu debilidad? ¿La tienes identificada y controlada o no sabes cuánto gastas en ella? ¡Cuéntanos tu historia!
Excelente post. En realidad casi todos sufrimos del mismo mal, de la misma debilidad. Por eso observo con admiración a tanta gente que desde muy joven ahorra para el momento de retirarse. Apenas nacen los hijos comienzan a juntar plata ,no para el colegio, sino para la universidad! Es proyectar el futuro de una manera sabia y ordenada, así, en caso de sorpresas en el camino, tienen fondos que les ayudan a superar cualquier adversidad. Te felicito por tus interesantes ideas.