¿Empezaste a ahorrar? ¿Tomaste la importante decisión de ajustar tus patrones de gasto y empezar a acumular poco a poco para algún objetivo futuro? ¡Felicitaciones! Ya diste el primer paso; ese que para muchos resulta ser el más complicado. De aquí en adelante todo es cuestión de tomar las decisiones correctas con respecto a la mejor manera de administrar ese dinero y hacer que se multiplique.
Y aunque acumular dinero en una cuenta de ahorros es un excelente primer paso, no es suficiente para alcanzar el éxito financiero. Una persona que ya haya decidido iniciar su camino hacia la independencia financiera y que haya dado este primer paso con éxito, tendrá que migrar de un modelo de ahorro puro a uno de ahorro–inversión. Es decir, tendrá que migrar de tener solamente productos de ahorro a incluir productos de inversión como parte de la mezcla, permitiéndose así la posibilidad de alcanzar mejores niveles de rentabilidad en el largo plazo.
Pero invertir no es algo que podamos hacer a la loca y mucho menos siguiendo “modas”. Es algo que tenemos que planear y ejecutar informándonos sobre las distintas opciones y con nuestros objetivos, preferencias y posibilidades en mente.
Antes que nada, la persona que haya empezado a ahorrar deberá definir cuánto dinero quiere tener en la cuenta de ahorros que ha empezado a alimentar. Esto responderá al análisis propio de cuánto dinero querría tener disponible a modo de Fondo de emergencias o dinero de rápido acceso. Ingresa aquí para leer más al respecto y definir tu propia estrategia.
Una vez definido este tema, una persona que haya decidido hacer que sus ahorros le generen ganancias tendrá que informarse. Existen múltiples tipos de productos disponibles en el mercado para quienes quieren invertir: fondos mutuos, acciones, fondos de inversión y un amplio etcétera. La complejidad de los mismos varía significativamente y lo mismo pasa con sus características, requisitos, horizontes de tiempo y rentabilidad entre muchas otras.
Las reglas básicas para elegir los productos apropiados para tu perfil son simples:
- Invierte sólo en productos que entiendas plenamente y evita aquellos demasiado complejos para tí. Hay muchas opciones muy sofisticadas que no necesariamente son la más apropiada para tí… o al menos no lo serán mientras no las entiendas plenamente y sepas a qué te expones.
- Escoge el producto que ofrezca las condiciones apropiadas en cuanto a plazo, montos máximos/mínimos para invertir o para operar, accesibilidad al dinero y otras condiciones relevantes.
- Toma en cuenta tu tolerancia al riesgo y el nivel de riesgo del producto de inversión. Como principio fundamental, a mayor rentabilidad esperada, mayor riesgo. Es decir, invertir en acciones de empresas (en la bolsa), por ejemplo, podría ofrecer mayores retornos que otros productos financieros, pero resulta más riesgoso a la misma vez. Ingresa aquí para conocer más sobre la relación entre riesgo y rendimiento.
- Toma en cuenta tu edad. Existen muchas “reglas” al respecto, pero en líneas generales se recomienda que a medida que se acerca nuestra edad de jubilación, deberíamos de ir optando por productos más conservadores y de menor riesgo. Una persona jóven podría soportar y tener el tiempo de recuperarse de una pérdida importante, pero una persona mayor quizá no tenga esa posibilidad y vaya a necesitar el dinero pronto, por lo cual no es una buena idea estarlo “jugando” en instrumentos riesgosos.
- No inviertas todo tu dinero en un solo producto. Es importante tener siempre presente que es altamente riesgoso (e ineficiente) invertir todo nuestro dinero o una buena parte del mismo en un solo producto. Escoge distintas opciones que satisfagan tus preferencias y que se complementen entre sí y diversifica tus inversiones. La idea es ganar dinero, no exponerte a perderlo todo al depender exclusivamente de un producto.
Ahorrar es importante por muchos motivos. Además, ahorrar es parte fundamental de cualquier plan financiero y la plataforma para migrar a una estrategia de inversión más compleja. Sin embargo, cuando pensamos en el largo plazo y en alcanzar nuestros objetivos financieros, ahorrar no es suficiente. Para que nuestras finanzas se enrumben en el camino correcto y para que nuestro dinero trabaje para nosotros, debemos de poner en marcha una estrategia de inversión que nos permita diversificar y rentabilizar nuestro patrimonio para acercarnos con mayor rapidez a los objetivos que nos hayamos trazado.
¿Y tú? ¿Estás ahorrando? ¿Tomaste la decisión de empezar a invertir? ¡Cuéntanos tu historia!
Hola,
Yo empecé a crear mi saco para inversión el año pasado y este año me he lanzado a invertir en bolsa.
De momento tengo una cartera pequeña de sólo tres valores pero poco a poco irá creciendo.
Mi estrategia es a larguísimo plazo, compro para mantener, no tengo intención de vender las acciones.
Lo que busco es el dividendo. Obtener ingresos pasivos procedentes de estos dividendos con la idea que un día lleguen a cubrir gran parte de mis gastos.
Un saludo,
Inma.
Es una buena estrategia, Inma. Comprar pensando en el largo plazo y no vender cada vez que las condiciones parecen ponerse difíciles es una manera inteligente de ganar valor. A veces nos dejamos llevar por el temor y no es fácil acertar el mejor momento para salir y el mejor para volver a entrar (vendrá un post sobre el tema).
Felicitaciones por haber empezado. Por muy pequeña que sea la cartera, dar ese primer paso es a veces lo más duro y retador. Una vez que desarrollas la costumbre, todo debería de crecer con naturalidad.
Gracias por el comentario!
Tengo una duda, quiero comenzar a ahorrar “agresivamente”, estoy a punto de iniciar en un trabajo en el que voy a ganar muy bien, no tengo deuda (sólo un financiamiento de coche que puedo pagar sin problema), trato de ser muy disciplinada con mis finanzas y no derrocho. El problema es que el trabajo que voy a tomar es por honorarios, y consultando con mi contadora me decía que para pagar menos impuestos, tengo que comprobar por lo menos el 50% de mis ingresos en gastos… ¿cómo voy a ahorrar así?
Nelly, gracias por tu consulta.
Entiendo que la mitad de tus ingresos deberían de orientarse a gastos, por lo tanto te queda un 50% que podría ir directamente al ahorro o la inversión, constituyendo un porcentaje bastante agresivo. Lo que tendrías que evaluar o considerar es si ese otro 50% (que entiendo está quedando “libre”) puede efectivamente ahorrarse o si tienes restricciones en cuanto a las alternativas para ese dinero. Tu contadora tiene que darte las pautas propias a la normativa de tu país y buscar la mejor manera de administrarte dentro de ese marco.