¿El color de tu Tarjeta de Credito te define?

Finanzas Personales

Finanzas PersonalesHace algún tiempo conversaba con un grupo de personas en edad universitaria sobre las tarjetas de crédito y las estrategias usadas por ellas para mantenerse permanentemente como “objetos del deseo”. Fue una discusión muy interesante que surgió y se centró en temas que no suelo abordar en esta página (estrategias de marketing), pero que derivó en uno que me pareció muy relevante para compartir aquí.

He estado pensando mucho en el tema porque me da la impresión que últimamente la agresividad comercial de las compañías emisoras de tarjetas de crédito se ha fortalecido. No solamente encuentro más publicidad de este tipo de productos, sino que también he recibido múltiples llamadas ofreciendo distintas marcas de tarjetas con diversos beneficios en los últimos meses.

Los mensajes se vuelven cada vez más aspiracionales, a mi parecer. Cada día encuentro más mensajes publicitarios exhibiendo tarjetas negras o de platino, que vendrían a ser las “tope de línea”, e imágenes de personas disfrutando del estilo de vida propio de un segmento “top”. Personalmente me resulta un mensaje bastante atractivo, pues apela a nuestra naturaleza humana de querer siempre más y siempre algo mejor para nosotros y nuestras familias.

Al discutir este tema y preguntarle a este grupo de personas jóvenes sobre su deseo de tener una tarjeta de crédito negra (o de platino, o dorada, en todo caso), que podría interpretarse como señal de “éxito” por los parámetros de la sociedad actual, me llevé una gran sorpresa. Buena parte de ellos no sólo no aspira a tener estas tarjetas, sino que preferirían no aceptarla en caso que tuvieran la opción de acceder a ellas.

Claramente tuve que preguntarles por qué. Dado mi interés en el tema financiero (y especialmente en los factores psicológicos y conductuales que nos llevan a tomar las decisiones de dinero), me resultaba curioso que este grupo de gente tuviera tan claro que no quería un producto financiero cuyo valor percibido en la sociedad es alto.

Mi sorpresa aumentó al escuchar sus motivos para decirle NO a este tipo de tarjeta de crédito. Casi todos acordaban que tener una tarjeta de este tipo era un riesgo para ellos, pues si me dan más crédito, voy a gastar más y me voy a endeudar más allá de lo que podría asumir.

Al terminar la conversación y realizar el análisis de la misma, llegué a una serie de conclusiones que considero importantes y quiero compartir con ustedes. En primer lugar, quedé gratamente sorprendido de la claridad que tenían estas personas con relación a su capacidad de endeudamiento. Me dio mucho gusto que tuvieran conciencia de dicha capacidad y que no se sientan tentados a consumir más allá de sus posibilidades a raíz de la disponibilidad del crédito, especialmente siendo jóvenes estudiantes en edad universitaria que recién empiezan su camino financiero (edad en la que muchas personas actúan de manera irresponsable con sus finanzas, además).

Me llamó también la atención cómo minimizaron la importancia de la “imagen” asociada a la tenencia de este tipo de tarjetas. Estas personas no se ven tentadas por los mensajes publicitarios de las empresas y no sienten esa necesidad de demostrar su éxito a través de este tipo de productos.

Otro elemento relevante fue el razonamiento detrás de su motivación: “ante mayor crédito, mayor gasto”. Esta afirmación me hace pensar que estas personas no sólo son conscientes de su capacidad de gasto, sino que saben que podrían verse tentadas ante la posibilidad de gastar más de lo necesario… y se resisten a hacerlo.

Para muchas personas, tener una tarjeta de crédito que denote exclusividad y solidez económica es importante. Para otras, sin embargo, la salud financiera está en primer lugar y se resisten a caer en tentaciones que podrían poner obstáculos en su camino. En cualquier caso, lo importante es que recordemos que la tarjeta de crédito es una herramienta que puede aportar mucho, siempre y cuando sea usada con responsabilidad, consumiendo lo que realmente podemos con ella y no lo que la línea de crédito nos permita.

 

¿Y tú? ¿Desearías una tarjeta de crédito exclusiva? ¿Por qué sí o por qué no? ¡Cuéntanos tu historia!